Escucha

Muchas personas coinciden en una queja “la gente me dice lo que tengo que hacer cuando lo que yo necesito es que me escuchen!” hay una tendencia muy extendida a decirle a otro lo que debe hacer sin que nadie haya pedido opinión alguna. También sucede cuando alguien nos cuenta su malestar. Escuchar el sufrimiento ajeno no es fácil, como con todo, lo hacemos como podemos, pero está muy extendido que ante el estrés que puede suponernos que alguien a quien apreciamos nos hable de su malestar, nuestra primera reacción sea decirle cómo solucionarlo. La verdad es que lo más común es que cada uno sepamos lo que hemos de hacer, el problema es no saber cómo hacerlo. Cuando se acude a un profesional no es para recibir consejos, sino para ser bien escuchado.

Para escuchar es necesario no ser protagonista, olvidarse un poco de sí, del propio saber y la propia experiencia, abrirse al otro con la menor cantidad de prejuicios y la mayor atención posibles y permitirse el asombro ante lo radicalmente particular de quien nos habla.

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